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Experts advise starting meditation at age six, but assure that there is no problem if parents or guardians believe that the child is ready to do so before.
Son and father meditating in nature Getty images
Madrid Los científicos exploran qué significa ser un buen padre desde el punto de vista de la biología evolutiva, revelando cómo la genética y el comportamiento moldean la paternidad.
A lo largo de la historia, la paternidad ha sido valorada y entendida de múltiples maneras, desde las normas culturales hasta las expectativas sociales. Sin embargo, ¿qué implica ser un "buen padre" desde una perspectiva biológica? Los biólogos evolutivos y genetistas han intentado responder esta cuestión para entender cómo la naturaleza moldea el papel del padre en diferentes especies, incluida la humana.
El papel evolutivo de la paternidadEn términos evolutivos, la función principal de un buen padre se reduce a un objetivo fundamental: maximizar la probabilidad de que su descendencia sobreviva y se reproduzca con éxito. Para lograrlo, los padres pueden invertir tiempo, energía y recursos en la protección, alimentación y educación de sus hijos.
En muchas especies animales, la inversión paterna varía enormemente. Por ejemplo, en algunas aves, ambos padres colaboran estrechamente para alimentar a sus crías, mientras que en la mayoría de los mamíferos, incluida la especie humana, la madre suele ser la principal cuidadora. Sin embargo, estudios demuestran que la presencia activa del padre humano puede mejorar significativamente el bienestar físico, emocional y cognitivo de los niños.
Genética y comportamientoDesde el punto de vista biológico, los genes juegan un papel fundamental. Algunos estudios en genética del comportamiento sugieren que ciertas variantes genéticas pueden predisponer a los hombres a ser más o menos inclinados a comportamientos paternales. Hormonas como la oxitocina, conocida como la "hormona del amor", también afectan la disposición a cuidar y proteger a los hijos.
Los cambios hormonales en el cuerpo masculino durante la paternidad, como el aumento de prolactina y la reducción de testosterona, se asocian con un comportamiento más atento, protector y cariñoso. Estas modificaciones hormonales no sólo benefician al niño, sino que refuerzan el vínculo afectivo entre padre e hijo.
Paternidad en la especie humanaA diferencia de la mayoría de los mamíferos, la especie humana exhibe un grado elevado de paternidad cooperativa. Esto significa que no solo los padres biológicos cuidan a la descendencia, sino también otros miembros del grupo o comunidad. Los antropólogos creen que esta estrategia fue clave para la evolución de la inteligencia humana, ya que permitió criar hijos dependientes durante largos periodos.
Un "buen padre" en términos biológicos no solo protege físicamente a su descendencia, sino que también proporciona recursos, enseña habilidades de supervivencia y socializa al niño en la cultura del grupo. Todos estos factores aumentan las probabilidades de que el niño llegue a la edad adulta y transmita sus genes.
Los desafíos modernosHoy en día, ser un buen padre implica enfrentar nuevos retos evolutivos. Factores como el estrés laboral, la tecnología y las estructuras familiares cambiantes afectan la forma en que los padres interactúan con sus hijos. Sin embargo, los principios biológicos básicos —protección, cuidado, enseñanza y apoyo emocional— siguen siendo los pilares de una paternidad exitosa.
Los estudios demuestran que los niños con padres presentes, afectuosos y comprometidos tienden a tener un mejor desempeño académico, mayor estabilidad emocional y relaciones sociales más saludables.
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